El mejor papá del mundo: el que está presente, sano y fuerte
Una nueva forma de cuidar la salud de papá
Este mes de junio, más allá de felicitar o agradecer a los papás, queremos abrir una conversación distinta —una que ponga en el centro algo de lo que casi nunca se habla—: la salud de los papás.
En Aware, creemos que el día del padre es una oportunidad para mirar con nuevos ojos lo que significa ser papá hoy y para abrir una conversación necesaria: la salud física, mental y emocional de los papás también importa.
Queremos dejar atrás la visión reducida del padre como solo proveedor o figura de autoridad, para verlo como lo que es: un ser humano integral, con cuerpo, emociones, pensamientos y necesidades reales que también merecen ser consideradas.
Y aunque parezca contradictorio, los hombres entre 35 y 55 años —la etapa más común de la paternidad activa— son también uno de los grupos con mayor resistencia a buscar atención médica preventiva. Paradójicamente, es justo en esta etapa donde aparecen algunos de los desafíos más relevantes para su salud:
Cambios hormonales sutiles pero reales
Inicio de alteraciones metabólicas: resistencia a la insulina, aumento de grasa visceral, hipertensión
Deterioro progresivo del sueño y la salud mental
Cansancio persistente, ansiedad, irritabilidad
Desconexión emocional, no por falta de interés, sino por agotamiento neurológico
Y lo más preocupante: muchos de estos síntomas pasan desapercibidos o son minimizados… hasta que el cuerpo ya no puede más.
Porque no basta con un chequeo general o revisar la glucosa. Cuidar la salud del hombre en esta etapa requiere una visión más profunda, precisa, conectada con su vida cotidiana y con sus metas o proyecto de vida.
La salud del hombre en la etapa de paternidad: un tema poco considerado
Muchos hombres, al convertirse en padres, se enfocan más que nunca en su rol de proveedores: dar estabilidad, seguridad, bienestar. Y en ese proceso, postergan el autocuidado, convencidos —a veces de forma inconsciente— de que cuidarse es egoísta, costoso o innecesario.
Pero ser un buen proveedor no solo tiene que ver con lo económico. También implica tener disponible energía física, claridad mental y estabilidad emocional.
Un papá agotado, irritable o desconectado no ama menos: simplemente necesita ayuda.Y hoy sabemos que ese apoyo no se encuentra solo en “echarle ganas” o dormir más un fin de semana.
La salud adulta, especialmente en los hombres, necesita un abordaje integral, preventivo y personalizado.
Por eso, antes de hablar de síntomas, queremos hablar del contexto, de lo que hay detrás de las ideas con las que crecieron la mayoría sobre “la fuerza de los hombres o rol de los padres” y que muchas veces impiden pedir ayuda o reconocer que algo no está bien. Porque para que los papás se cuiden, primero tenemos que cambiar la forma en que entendemos esto:
1. El mito del padre que puede con todo
Durante generaciones, ser papá significó ser invulnerable, no había espacio para la fatiga, el miedo o el dolor.El modelo masculino tradicional enseñó que “ser fuerte” era no parar, no pedir ayuda, no mostrar debilidad.
Y aunque estamos transitando hacia modelos más conscientes y humanos, ese mandato sigue presente —muchas veces de forma invisible— en la vida de muchos hombres, especialmente cuando se convierten en padres. Porque las exigencias se multiplican: trabajo, familia, decisiones, finanzas, futuro.
Incluso cuando los papás participan activamente en lo afectivo y lo emocional, también enfrentan una carga que no siempre saben cómo nombrar ni cómo atender.
2. Lo que no se comparte pero les pesa a muchos papás
En Aware atendemos a muchos hombres que son padres y escuchamos una y otra vez frases como:
“No duermo bien desde hace años.”
“Estoy agotado pero no logro desconectarme.”
“Me cuesta trabajo concentrarme.”
“Estoy irritable y no sé por qué.”
“Siento que algo no está bien, pero mis estudios salen normales.”
“Me duele el cuerpo, pero seguro es por la edad.”
Y es que el problema es que muchos papás han aprendido a normalizar el malestar:
– El insomnio es “parte de ser adulto”.
– El cansancio es “lo normal con hijos y trabajo”.
– La irritabilidad es “por el tráfico o el estrés”.
– El dolor físico es “parte de los años”.
Pero no, lo que se normaliza no siempre es lo adecuado o saludable. Y lo que se ignora, con el tiempo, se complica.
Estas situaciones no son debilidad. Son síntomas de un cuerpo y una mente que están pidiendo ayuda.Y muchas veces, la causa no está en lo obvio, sino en un sistema nervioso desregulado, un metabolismo alterado o un déficit crónico de nutrientes esenciales.
Lo más complejo: a menudo, los papás no piden ayuda hasta que ya no pueden más.
El mejor papá del mundo es el que está presente
Pero estar presente no se trata solo de estar físicamente. Se trata de tener energía para jugar, claridad para decidir, paciencia para escuchar, capacidad emocional para conectar.
Y aquí es donde muchos papás —sin darse cuenta— comienzan a desconectarse: no por falta de amor, sino por cansancio acumulado, estrés crónico, falta de sueño, ansiedad silenciosa, síntomas físicos que han aprendido a ignorar porque “no hay tiempo”. A veces, la falta de salud es lo que nos permite estar y conectar realmente con nuestros hijos, incluso, con nuestra propia vida.
La salud mental y emocional de los hombres sigue siendo un tema poco hablado, y sin embargo es clave para poder estar presentes de verdad. La ansiedad, la sobrecarga, la pérdida de motivación o el insomnio no son rarezas: son expresiones de un sistema desbalanceado.
Un cuerpo que no descansa, una mente que no se apaga, un sistema que no se regula, no pueden sostenerse en su día a día sin consecuencias.
Una propuesta de salud distinta para papás reales
Cada vez más hombres llegan a Aware con preguntas que antes no se atrevían a formular:
“¿Cómo puedo sentirme mejor?”
“No quiero llegar a los 50 hecho pedazos.”
“Quiero tener más energía para mi familia.”
Y también más parejas, hijas e hijos traen consigo a papás, esposos, hermanos. Porque saben que cuidarse no es un lujo. Es una necesidad.
En Aware no tratamos enfermedades. Tratamos personas. Y en el caso de los hombres, eso implica entender sus rutinas, sus roles, sus creencias, su presión constante por rendir, su falta de tiempo para “sentirse mal”.
Por eso proponemos algo diferente:
Una medicina que no fragmenta: conecta síntomas con historias, datos con emociones.
Un abordaje que previene antes de reaccionar.
Soluciones que respetan la individualidad de cada persona.
Y sobre todo, una visión que entiende la salud como un puente hacia una vida con sentido, no sólo como ausencia de enfermedad.
Intervenciones efectivas para papás con poco tiempo
Sabemos que ser padre deja poco margen para lo propio. Por eso, elegir bien por dónde empezar a cuidarse es fundamental.
En Aware, este junio les proponemos especialmente para quienes son papás, dos rutas estratégicas y altamente efectivas:
Recuperar energía desde adentro
Ideal para papás que sienten que “ya no les alcanza la pila”. Muchos hombres viven con déficits de nutrientes clave que impactan su energía, concentración e inmunidad
Los sueros intravenosos personalizados permiten incorporar rápidamente esos nutrientes para:
Disminuir la fatiga física y mental
Fortalecer el sistema inmune
Optimizar metabolismo y procesos celulares
Mejorar la capacidad de respuesta al estrés
Reprogramar el sistema nervioso para descansar y pensar mejor
Cuando el estrés se vuelve crónico, el cuerpo entra en modo “alerta constante”. Aun cuando quieres relajarte, no puedes.
La Estimulación Magnética Transcraneal (EMT) es una terapia no invasiva que ayuda a:
Mejorar la calidad del sueño
Reducir ansiedad e irritabilidad
Restaurar claridad mental
Recuperar estabilidad emocional
Sin fármacos, sin efectos secundarios, con respaldo científico.
El mejor regalo para papá ¡estar bien!
Y si este año, el regalo para papá es un tratamiento que le diga:
“Me importas. No quiero verte colapsar. Quiero verte fuerte, feliz y bien.”
Porque el mejor regalo para un papá no es que lo celebren un día, sino que se sienta bien todos los días.
Si eres papá, permítete una pausa, no para rendirte, sino para reconectar contigo. Porque cuidarte no te aleja de tu familia. Te acerca.
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